Principios Básicos de la BIBLIA ESTUDIO 11: LA VIDA EN CRISTO Introducción | Santidad | El uso de la fuerza | Politics | Placeres mundanos | Estudio de la Biblia | Oración | Predicación | Vida eclesiástica | El partimiento del pan | Matrimonio | Fraternidad | Preguntas |
11.3 VIDA CRISTIANA PRÁCTICA
Después del bautismo, deberíamos desarrollar "santidad" viviendo una vida dirigida por el espíritu y no por la carne (Ro. 6:22; 8:1; Gá. 5:16,25). Es por medio de la palabra de Dios que permanece en nosotros que producimos fruto espiritual (Jn. 15:7,8). Hemos visto que somos guiados por el Espíritu en el sentido de que el Espíritu de Dios está en Su palabra. A través de todas nuestras vidas debemos mantenernos cerca de esa palabra por medio de lectura y estudio regular de la Biblia. Un estudio cuidadoso de la Palabra conduce a una persona a darse cuenta de la necesidad del bautismo, y por consiguiente a realizar tal acto. Este proceso de permitir que la Palabra influya en nuestras acciones y dirija nuestras vidas debe continuar. El bautismo es el primer paso en una vida completa de obediencia a la palabra de Dios. Hay un verdadero y real peligro de la familiaridad con la Biblia y las doctrinas básicas del evangelio, si nos conducimos a una posición en la cual la Palabra no nos influye más: podemos leer palabras y que no tengan efecto práctico sobre nosotros (ver Apéndice 2). Por esta razón es sabio decir una pequeña oración antes de cada lectura de las Escrituras: "Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley" (Sal. 119:18). La palabra de Dios debería ser nuestro alimento diario, en realidad nuestra dependencia de ella y deseo natural por ella debería ser aun más grande que nuestro apetito instintivo por alimento físico: "Guardé las palabras de su boca más que mi comida", fue el sentimiento de Job (Job 23:12). Del mismo modo Jeremías: "Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón" (Jer. 15:16) Separar tiempo durante cada día para lectura regular de la Biblia es por consiguiente algo vital que debemos acostumbrar durante nuestra vida diaria. Un estudio ininterrumpido de 30 minutos de la Biblia como primera cosa de la mañana, ayuda a nuestro comienzo de cada día en el engranaje espiritual correcto. Tales hábitos formadores de fe valdrán su peso en oro en el día del juicio. Para evitar la tendencia natural de leer sólo aquellas partes de la Escritura que naturalmente nos atraen, los cristadfelfianos han diseñado un programa de lecturas llamado ‘el Compañero de la Biblia’ (disponible en la editorial de este libro). Este señala un númerode capítulos para lectura diaria que permite leer dos veces el Nuevo Testamento y una vez el Antiguo Testamento, todo en el curso de un año. A medida que leemos los capítulos día a día, tomamos ánimo pensando en los miles de creyentes que están leyendo los mismos capítulos. Siempre que nos reunimos tenemos un enlace inmediato: los capítulos que hemos estado leyendo recientemente forman la base de nuestra conversación. Pero debemos estar conscientes de la comodidad de un nivel de lectura supeficial. Debemos permitir que la Palabra penetre en nuestras vidas. Jeremías comentó: "A causa de los profetas mi corazón está quebrantado dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy... como hombre a quien dominó el vino, delante de Jehová, y delante de sus santas palabras" (Jer. 23:9). El compara a Dios con Su palabra, y por consiguiente siente la presencia y mandatode Dios mismo cuando lee y escucha Su palabra. |