Principios Básicos de la BIBLIA ESTUDIO 10: EL BAUTISMO EN JESÚS La importancia vital del bautismo | ¿Cómo deberíamos bautizarnos? | El significado del bautismo | El bautismo y la salvación | Digresiónes (Repetición del bautismo, El nivel de conocimiento que se requiere antes del bautismo, El ladrón en la cruz, Una muestra del servicio bautismal) | Preguntas |
DIGRESIÓN 31: EL NIVEL DE CONOCIMIENTO NECESARIO ANTES DEL BAUTISMOMuchos lectores habrán sido confrontados por los que en las iglesias ‘evangélicas’ razonan que la doctrina no es importante para la salvación y que una confesión meramente verbal de ‘yo creo que Jesucristo es el hijo de Dios’ es el pre-requisito básico para la salvación. Visto superficialmente esto parece posible por la manera como fueron registradas las conversiones en los Hechos, apelando mientras tanto, a ideas como ‘amor’ y ‘tolerancia’ que constituyen el espíritu de nuestra época. Este estudio hace un análisis más detallado sobre la importancia de la doctrina. ¿POR QUÉ TAN RÁPIDO? No cabe duda de que una rápida lectura de los Hechos da la impresión de que muchos bautismos fueron realizados con muy poca instrucción en los elementos del evangelio y con sólo una breve confesión de fe en Cristo como el Hijo de Dios. Solamente decir las cuatro palabras, ‘yo creo en Cristo’ obviamente carece de significado como camino hacia la salvación. La mayoría de ‘evangélicos’ estarán de acuerdo que debe haber algún otro conocimiento o apreciación en la mente de la persona para que esas palabras dichas por ellos tengan significado. Este punto no debería ser difícil de establecer. Es difícil entonces argüir que esos pasajes que registran confesiones de fe en Cristo como el Hijo de Dios prueban que decir las palabras mencionadas es todo lo necesario. Es casi sentido común que solamente decir una breve frase sin cuidar de los otros sentimientos y creencias de uno no puede poner a un hombre en el camino de la salvación. Los siguientes puntos pueden ser de ayuda para explicar las conversiones aparentemente rápidas: *El registro en Hechos, tal como muchos en la Escritura, es por necesidad, altamente condensado. Es un interesante ejercicio leer en voz alta algunos de los discursos registrados en Hechos notando el tiempo que toma hacerlo; es completamente cierto que debieron haber tomado mucho más tiempo en realidad incluyendo mucho de lo que no es registrado. Unos pocos ejemplos: *La defensa de Pablo en Jerusalén toma cuatro minutos de lectura (Hch. 22); ante Felix, un minuto; delante de Agripa, cuatro minutos. El discurso de Pedro en Pentecostés toma sólo cuatro minutos; ante Cornelio, tres minutos; El discurso del Señor después de alimentar a los 5000 (Jn. 6), seis minutos; el sermón del monte 18 minutos. La predicación de Pedro en Hechos 3:12-26 toma cerca de dos minutos leerla en voz alta; pero en realidad fue suficientemente larga para que las noticias acerca del contenido de su predicación fueran llevadas a "los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo y los saduceos" y que estos vinieran a la escena (Hch. 4:1). El contenido de la predicación de Pablo a los efesios es registrado brevemente; más tarde los hombres de la ciudad se quejaron de que él había enseñado "que no son dioses los que se hacen con las manos" (Hch. 19:26); pero esta parte de su mensaje no es registrada en el breve sumario que describe su predicación "acerca del reino de Dios... la palabra del Señor Jesús" (Hch. 19:8,10). Pero predicar el reino de Dios y la talla del exaltado Señor Jesús incluye enseñar a rechazar las falsas supersticiones de los hombres. La Declaración de Fe Cristadelfiana contiene tanto las proposiciones positivas de doctrina como las doctrinas que deben, por consiguiente, ser rechazadas si éstas son verdaderamente creídas. *Así que el hecho de que una mayor ‘instrucción’ de los candidatos a bautismo no es mencionada, no es prueba de que no ocurriera. Un argumento de silencio es muy dudoso en este caso. *Hay razón para creer que los bautizos masivos de Judíos en Jerusalén al principio del cristianismo fue un caso especial. Cuando Pedro les pide arrepentirse y bautizarse, la multitud, dijo él, ya había oído la predicación de Jesús (Hch. 3:20). Él estaba pidiéndoles que aceptaran en la práctica un mensaje que habían oído con anterioridad. No hay evidencia de que tales métodos y volumen de bautismos fueran realizados más tarde en el primer siglo. Si las conversiones hubieran continuado en esa escala, entonces toda Jerusalén habría sido cristiana en unos pocos años. Esta gente siendo judía debe haber tenido un completo conocimiento del Antiguo Testamento y de los caminos de Dios. La profundidad de la Epístola a los Hebreos y las cartas de Pedro muestran que sus lectores eran capaces de comprender las muchas alusiones al Antiguo Testamento que estas hacen. Es asombroso que en Hebreos, Melquisedec es descrito como la leche de la palabra. El escritor lamenta que no pudo entrar en más detalles acerca de él debido a la inmadurez espiritual de ellos (He. 5:11,12). Eso indica su nivel de conocimiento al tiempo de su conversión, pues Pablo los acusa de no haber crecido mucho desde aquel tiempo. Parece que esas cartas fueron escritas primeramente a la iglesia de Jerusalén, la mayoría de cuyos miembros habrían sido bautizados en los tempranos días registrados al comienzo de los Hechos. *Esperamos demostrar que predicar el nombre de Cristo y confesarlo como se describe en Hechos fue equivalente a entender un conjunto detallado de doctrina. *En 1 Corintios 1:17 parecería que Pablo (¿y los otros apóstoles?) operaba en equipo con un grupo efectivo de instructores y bautizadores que daban continuidad a su trabajo, de manera que él permanecía un tiempo relativamente corto en cada lugar donde predicaba. *1 Corintios 15:24-28 presenta nuestra única información sólida acerca de los eventos al final del milenio aunque estos hechos son mencionados por Pablo como si se tratara de un conocimiento común y básico entre sus lectores. Mientras las doctrinas básicas de la única fe son todas registradas en la Biblia, hubo probablemente más enseñanza de ellos en la iglesia del primer siglo y en su testimonio del evangelio que lo que realmente fue registrado. El nombre de Jesús El nombre de Dios incluye muchas enseñanzas acerca de Él y Sus caminos. Los nombres y títulos de Dios espresan Su carácter y propósito. El nombre de Jesucristo no es también sólo un identificador pues encierra una más profunda declaración doctrinaria. Creer en el nombre de Jesús es comparado con el bautismo (Jn. 3:5,18,23). Gálatas 3:26,27 hace la fe en Cristo enlazada indisolublemente con el bautismo en él: "Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos". Más ejemplos de este enlace entre creencia y bautismo se encuentra en Hechos 19:4; 10:42, compárese v.48; 2:37,38; Lc. 24:47. Apolos ‘conoció’ el bautismo de Juan (Hch. 18:25), mostrando que el bautismo no es solamente un acto pues incluye el conocimiento de determinada enseñánza. "Felipe... les predicaba a Cristo" (Hch. 8:5) se oye como si él solamente hubiera dicho ‘cree en Jesús’; pero Cristo es definido en Hechos 8:12: "Cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban". Esto no es una breve declaración acerca de Cristo, y ‘predicar a Cristo´ también incluye la doctrina del bautismo. Juan 6:40 nos dice que es la voluntad de Dios "que todo aquel que ve [entiende] al hijo, y cree en él, tenga vida eterna"; mientras más tarde Jesús dice que "el que quiera hacer la voluntad de Dios conocerá... la doctrina" (Jn 7:17). Así que conocer la doctrina es lo mismo que ‘ver’ al Hijo. Las palabras de Cristo, "has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre" (Ap. 3:8), también muestran que la palabra de Cristo es paralela a su nombre. Por consiguiente. creer en Cristo es un proceso de entendimiento seguido de obediencia, en vez de una breve confesión verbal, ‘yo creo en Cristo´. Esto es confirmado por Juan 6:35: "El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás" lo que iguala creer en Cristo con venir a él, mostrando que la fe es un proceso. Predicar a ‘Cristo’, por lo tanto, envuelve una serie de doctrinas. ‘Cristo’ es tomado por la doctrina acerca de él (2 Co. 11:4; Gá. 1:8; 2 Jn. 7-12), y por su reino (Mr. 10:29, compárese Lc. 18:29; Mt. 16:28, compárese Mr. 9:1). Lucas 9:11 describe a Cristo predicando el evangelio del reino de Dios (compárese Mt. 4:23); mientras el relato paralelo en Mr. 6:34 se refiere a él enseñándoles "muchas cosas". El evangelio incluye "muchas cosas", no solamente una breve declaración acerca de Cristo que puede ser hecha en un minuto. Así leemos frases como "después de anunciar el evangelio en aquella ciudad y de hacer muchos discípulos" (Hch. 14:21), equiparando predicar con eneseñar. Tal lenguaje sería innecesario si el evangelio consistiera en sólo unas pocas declaraciones. La predicación de Pablo en Berea resultó en que la gente consultaba diariamente las Escrituras (¿con las copias del Antiguo Testamento de la sinagoga?) para comprobar lo quie Pablo les habia eneseñado (Hch. 17:11). El evangelio enseñado por Pablo fue por consiguiente basado en el Antiguo Testamento y fue por medio del proceso de estudio de la Biblia de la gente después de escucharlo, que ellos creyeron: "Así que creyeron muchos de ellos" (Hch.17:12). Cuando tratamos con personas que tienen poco conocimiento de la Biblia y no siempre la escudriñan diariamente después de una discusión no es sorprendente que el tiempo de instrucción sea mucho más largo que en el primer siglo. "Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios" (1 Jn. 5:1) claramente corresponde a versículos como "[Dios] nos hizo nacer por la palabra de verdad" (Stg. 1:18), "siendo renacidos... por la palabra de Dios... la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada" (1 P. 1:23,25). Esto demuestra que creer que Cristo es el Hijo de Dios es un resumen del hecho de que uno ha entendido el evangelio contenido en la palabra de Dios. El reino de Dios El énfasis en ‘creer en Cristo’ se vuelve más significativo en cuanto se aprecia que el título ‘Cristo’ puede ser leído como sinónimo del reino de Cristo en algunos pasajes. Así nuestro Señor dijo a los fariseos que ellos no necesitaban ir a otro lado en busca del Mesías que había de venir, puesto que él estaba ya entre ellos. Él expresa esto en las palabras "...el reino de Dios está entre vosotros" (Lc. 17:21), mostrando que el reino equivale al rey del reino. La predicación de Juan de que el reino estaba cerca, por consiguiente se refiere a su proclamación de la manifestación de Cristo. La frase "reino de los cielos" en Mateo 3:2 es traducida por el Diaglotón "la Majestad Real de los cielos", es decir, Cristo. Del mismo modo en Lucas 17:21 "el reino de Dios" es "la Majestad Real de Dios" en la persona de Jesucristo. La piedra que golpeó la imagen del sueño de Nabucodonosor representa el reino de Dios (Dn. 2:44); es la piedra/reino que "desmenuzará y consumirá a todos estos [otros] reinos" mostrando que la piedra es el reino cuando golpea la imagen, como también después de su destrucción. En forma similar, la parábola de la vid de Ezequiel describe un tallo de sus renuevos siendo cortado y plantado, de modo que se volvió un gran árbol, habitando "debajo de él todas las aves de toda especie" (Ez. 17:22,23). Esto debe referirse a Cristo, el renuevo de Isaías 53:2, aunque hay conexiones obvias con su parábola de la semilla de mostaza, en la cual el reino de Dios es comparado con una semilla que creció hasta convertirse en una gran árbol, bajo el cual todo tipo de aves vinieron a vivir. Esta conexión entre la palabra del reino y Jesús mismo personalmente, muestra que él se vio a sí mismo como la palabra viva del reino. A la luz de esto es comprensible que ‘creer en Cristo’ y creer en el evangelio completo del reino de Dios es lo mismo. ¿Qué es el evangelio? Ahora vamos a discutir en mayor detalle lo que fue considerado doctrina esencial entre los creyentes del primer siglo. Debe reconocerse que hubo un cuerpo de doctrina en el tiempo del Nuevo Testamento, el cual fue un equivalente aproximado a nuestra "Declaración de Fe". Otro factor importante que debe ser tomado en cuenta fue la existencia de hermanos con el don de profecía, ‘declaración anticipada’ de la revelación directa de Dios bajo inspiración. Hay razón para creer que con el tiempo algunas de estas declaraciones inspiradas fueron añadidas al cuerpo de doctrina. Un cuerpo de doctrina Pablo pudo decir que los de la iglesia de Roma habían "obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados" (Ro. 6:17) antes de su bautismo. El griego para "forma" es el mismo para "ejemplo" y "modelo" como si se refería a un cuerpo de enseñanza que fue copiado en todas partes. La referencia de Pablo a esto indica la importancia de un cuerpo definido de enseñanza para entenderse antes del bautismo, y también que no fueron solamente unas pocas y breves declaraciones que fueran mencionadas antes del bautismo. Algunos dentro de la iglesia tendrían "apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella" (2 Ti. 3:5), quizás sugiriendo que ellos podrían sostener las doctrinas básicas de fe, pero sin reconocer el poder real de la verdad en sus vidas diarias. Pablo pudo recordar a los Gálatas que "Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado" (Gá. 3:1). El griego para "presentado" significa literalmente ‘descrito en palabras escritas’, como si la instrucción inicial de los gálatas había sido por medio de alguna forma escrita de un manual de instrucción. Cuando definía la doctrina de la resurrección, Pablo pudo decir: "Os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió... (1 Co. 15:3), mostrando cómo el había recibido una revelación acerca de estas cosas, y se las había enseñado como doctrina que debería ser aceptada como fundamental. 2 Pedro 2:21,22 coloca apropiadamente aquí: "Mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que... volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero... vuelve... la puerca lavada [en el bautismo] a revolcarse en el cieno". Aquí "el camino" y "el santo mandamiento que les fueron "enseñados" están asociados con el lavado del bautismo, como si el camino y el mandamiento fueran conocidos antes del bautismo. Hemos mostrado que no hubo solamente un mandamiento que debía ser entendido antes del bautismo; por consiguiente, el ‘mandamiento’, aunque en singular, puede sugerir que había un cuerpo de enseñanza muy claramente definido y que había de ser entendido antes del bautismo. Hay varios pasajes que hablan de ‘recibir’ enseñanza de doctrina y "el evangelio" (Gá. 1:9,12; Fil. 4:9; Col. 2:6; 1 Ts. 1:6; 2:13; 4:1). Esto confirma que él evangelio´ comprendía un cuerpo específico de enseñanzas que había sido ‘recibido’ primeramente por los apóstoles y luego por aquellos a quienes predicaron. "La fe" Judas también habla de "la fe que ha sido una vez [por todas] dada a los santos" (Jud. 3). "La fe" es así comparada con la "forma de doctrina" que les fue enseñada antes del bautismo, y ha de haber sido otra frase en el vocabulario del primer siglo que se refería a este cuerpo de doctrina. La exhortación de Pablo a mantener "firme... la profesión de nuestra esperanza" (He. 10:23) puede estarse refiriendose a su anterior profesión pública de fe ‘en la esperanza’ antes de su bautismo. Preservando "la palabra fiel" (Ti. 1:9) se habría referido en primer lugar al mantenimiento de esta ‘Declaración de Fe’ que originalmente se les había enseñado. "La común fe" (Ti. 1:4) muestra cómo este cuerpo de doctrina fue compartido por todos los creyentes. Había sólo "una fe" (Ef. 4:5). "La fe" y el nombre de Cristo están conectados en Hechos 3:16. Hemos visto que el nombre de Cristo es otro nombre para la misma enseñanza contenida en "la fe". Tanto en la práctica (1 Ti. 6:10) como en la doctrina (1 Ti. 4:1), Pablo previene que "algunos apostatarán de la fe". El primer escalón en esa apostasía sería decir que "la fe" era imposible de definir. Asunto de práctica La práctica fue también parte de este cuerpo de doctrina. "La fe en Cristo" incluye razonar sobre "justicia, dominio propio y el juicio venidero" (Hch. 24:24,25). Pablo habla acerca de las instrucciones sobre el partimiento del pan como también sobre la enseñanza concerniente a la resurrección: "Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado" (1 Co. 11:23). Parece haber habido un grupo de estas cosas prácticas, las cuales Pablo más tarde extiende para incluir enseñanza acerca del lugar de las hermanas en la iglesia. "Retenéis las instrucciones tal como os las entregué. Pero quiero que sepáis que... el varón es la cabeza de la mujer..." (1 Co. 11:2,3). Esto indica que la explicación de estas cosas sería después del bautismo, y eran parte del cuerpo de doctrina en el que Se insistía en el primer siglo. El griego para "instrucciones" es también traducido "enseñanza" en 2 Tesalonicenses 3:6, y "doctrina" en 2:15: "Que os apartéis de todo hermano que ande... no según la doctrina que recibisteis de nosotros... retened la doctrina que habéis aprendido, sea por [inspirada, profética] palabra, o por carta nuestra". Esto muestra la importancia vital de adherirse a este cuerpo de doctrina y la necesidad de separarse de aquellos que no la obedecen. "Retenedor de la palabra fiel [ otro nombre para este mismo cuerpo de doctrina] tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen" (Ti. 1:9). Sabemos que habían "falsos profetas" en las primeras iglesias que reclamaban haber tenido revelaciones de Dios acerca de doctrina que debería ser añadida al cuerpo de enseñanza aceptado. Así Pablo insiste en lo que es la "palabra fiel" de la revelación inspirada de doctrina (Ti. 1:9; 3:8; 2 Ti. 2:11; 1 Ti. 4:9), que es "digna de ser recibida por todos" (1 Ti. 1:15; 4:9), es decir dentro del cuerpo de doctrina que abarca "la fe". Por esto Juan prevenía no creer "a todo espíritu" que reclamaba inspiración ( 1 Jn. 4:1). Detalles específicos Los siguientes son algunos ejemplos claros de donde otras doctrinas más que un simple ‘creer en Cristo’ fueron enseñadas como parte del evangelio básico que había de entenderse antes del bautismo: *"Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio [ es decir, el que Pablo predicaba]" (Ro. 2:16). La doctrina del tribunal y responsabilidad es por consiguiente considerada como un ‘primer principio’. Véase también Hechos 24:25; Hebreos 6:1,2. *La idea de que la circuncisión era necesaria para la salvación fue descrita por Pablo como "otro evangelio" (Gá. 1:8). Así, saber que no debemos guardar la ley de Moisés, por ejemplo el Sábado, es parte del verdadero evangelio. *"El evangelio del reino" es no sólo acerca de Cristo sino también acerca de su reino venidero; Isaías 52:7 (compárese Ro. 2:15) describe al predicador del evangelio hablando del tiempo cuando se podrá decir a Sion "tu Dios reina", es decir, en el reino. *El correcto entendimiento de los ‘puntos más sublimes’ de la naturaleza de Cristo fue un asunto de compañerismo (2 Jn. 7:10); debido a esto el evangelio incluye las cosas referentes a Cristo (Hch. 8:12). Una vez más, decir solamente que creemos en Cristo, no es suficiente. *La importancia de las promesas acerca del reino es una parte vital del evangelio; fue a través de las promesas que el evangelio fue predicado a Abraham (Gá. 3:8) e Israel (He. 4:2). Así Pablo habló de su predicación acerca de las promesas hechas a David como "la palabra de esta salvación" (Hch. 13:23,26). Ellas fueron, por consiguiente una parte vital del mensaje de salvación. Así, él dijo: "Nosotros también os anunciamos [palabra traducida predicamos en otros lugares] el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres" (Hch. 13:32). Del mismo modo, Romanos 1:1-4: "...el evangelio de Dios... acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David". Entender las promesas requiere un cierto conocimiento de la historia de Israel. Un estudio de la predicación de Pablo en Antioquía en Hechos 13 lo muestra esbozando la historia de Israel con especial énfasis en las promesas haciendo hincapié en que ellas fueron cumplidas en Jesús. Su predicación fue así basada en la historia de Israel, y fue lo que nosotros podríamos llamar ‘exposicional’ concluyendo con prevenciones sobre las consecuencias en el juicio al no responder a la palabra que él estaba predicando (Hch. 13:40,41). El contenido de nuestra predicación debe ser similar. Conclusiones La importancia de todo esto no puede ser sobreestimada. "... Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren" (1 Ti. 4: 13-16). Las listas de doctrinas importantes como las que se dan en el Apéndice 1 de este libro no son obviamente inspiradas; pero en la opinión del escritor parecen un justo sumario de muchos de los temas específicos mencionados en los pasajes de la Biblia, los cuales hablan de cosas que son parte de "la fe", "las enseñanzas", etc. Este estudio ha mostrado esperanzadoramente que hay una necesidad definida de un cuerpo de doctrina que todos aceptemos y no seamos tardos en afirmar nuestra lealtad a él. El contenido de este cuerpo de doctrina debe incluir nuestra instrucción de candidatos para el bautismo y solamente es adecuado para ellos verificar, a manera de discusión antes de su inmersión, que ellos entienden completamente lo que se les ha estado enseñando. Frecuentemente los creyentes fueron animados a aferrarse a "la fe" en tiempos de tribulación. "El fundamento de Dios está firme" (2 Ti. 2:19). Nuestra familiaridad con los primeros principios, con el maravilloso camino que el propósito completo de Dios mantiene incólume, deberá ser en sí mismo un estímulo para nosotros. Solamente por nuestra predicación regular o el repaso de estas cosas será nuestro este beneficio y el profundo sentido de seguridad, de modo que como Pablo en su momento de oscuridad y soledad podamos decir: "He acabado la carrera, he guardado la fe... yo sé a quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito [nuestra vida, nuestro todo] para aquel día" (2 Ti. 4:7; 1:12). Confesando al Señor Jesús "Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Ro. 10:9) Los siguientes puntos necesitan ser examinados: *Entender la resurrección de Cristo incluye un conocimiento de la enseñanza bíblica sobre el infierno y la naturaleza del hombre. *Romanos 10:8,9 aparece equiparado con el v. 13: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo". Pablo es descrito como siendo bautizado, llamando así sobre sí mismo el nombre del Señor (Hch. 22:16); sólo el bautismo nos da entrada al nombre del Señor (Mt. 28:19). *Habiendo enfatizado la importancia del bautismo, unos pocos capítulos antes en Romanos 6, es imposible que Pablo enseñara ahora que era innecesario para la salvación en el capítulo 10. *Romanos 10:9 es precedido por v. 6-8: "No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo?... ¿Quién descenderá al abismo?... Mas, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos". "La palabra de [la] fe" fue por consiguiente lo que había de ser confesado, y es paralelo a "el Señor Jesús" en v.9. Hemos visto que "la fe" describe el cuerpo completo de doctrina que comprende el evangelio. Pablo está citando de Deuteronomio 30:11-14: "Este mandamiento que yo te ordeno hoy... no está en el cielo... ni está al otro lado del mar [el profundo]... porque muy cerca de ti está la palabra". Él parece interpretar "la palabra... este mandamiento" como refiriéndose a Cristo. Del mismo modo que si Israel guardaba la palabra ellos serían bendecidos (Dt. 30:16), así si el nuevo Israel creía en la palabra de Cristo serían salvados. Confesando a Cristo con la boca por consiguiente corresponde a estar de acuerdo con sus enseñanzas acerca de Cristo. "Cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios" (Dt. 30:10) es asociado con Romanos 10:9: "Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor". Este paralelo de nuevo muestra que "el Señor Jesús" es un título que resume la enseñanza básica de la palabra de Dios. |